Rivas Rock: crónica y triunfo del pequeño festival

Rivas Rock Segis

El rock no ha muerto, os lo aseguro. Lo he visto el pasado sábado. Lo he visto en el directo de Rosendo, de Boikot y de los Narco. En la cara de más de cinco mil personas llenando Rivas Vaciamadrid, en un público sin el móvil en las manos, lo he visto en los pogos atardeciendo Madrid. En una tarde perfecta.

Y no hacen falta demasiados ingredientes para revivir el rock. Un escenario, un par de barras, muchos baños, varios miles de personas y siete bandas con los mejores directos del rock nacional. Punk y hardcore, estatal, baladas, ska, una pizca de electrónica, de rap vacilón quizás, de rabia y de alegría. Súmale cervezas y público de todas las edades y tendrás como resultado una digna depresión post-festival. Y es que esto genera vicio.

Rivas Rock Desakato

 

CRÓNICA RIVAS ROCK

Apenas eran las 4:30 en Rivas Vaciamadrid y llegó Desakato para dinamitar la tarde. Para convertirla en fuego. Marcaron el punto de partida a golpe de temazo reventando el auditorio Miguel Ríos. Y es que lo de este grupo roza ya la realidad de otro mundo cuando de embelesar al público se trata. Ofrecieron, sin preámbulos ni avisos, una de las mejores actuaciones del evento: coordinación milimétrica, ganas incombustibles, ritmo perfectamente medido. Melodismos imparables. Apostaron todo al hielo de su Antártida y se ganaron al público que más saben contentar: el de los festivales. Pusieron el listón muy alto, y nuestras ganas a fuego.

Pero aquí no quedó todo, la tarde fue intensa y eufórica. El cartel así lo auspiciaba. Desde la alegría esperanzada de los bailes de Boikot (la siempre apuesta segura), hasta el rock desgarrado y mítico de EUKZ, sin olvidar la lucha de los Banda Bassoti. O Narco, con un directo loco, arrasador e incendiario que exaltó a su público como un subidón de speed que no pudo controlar. Espichufrenia es la versión todavía más canalla del rock de los sevillanos (si es que esto era posible), hasta haberse coronado a sí mismos como una droga imparable que no sabemos -ni queremos- controlar. Larga vida al descontrol.

Rivas Rock Narco

Pero no, no olvidaremos a Segis. Fueron el pilar del punk. El hálito de la rabia. Damos gracias cada día por sus ganas de volver, de subirse al escenario y reivindicar su posición como referente del punk nacional. Del odio. Del nihilismo y la fuerza. Son eterna dinamita que explota las ganas del público. Son ya el recuerdo de toda una generación, y aunque los más nostálgicos señalen aquellos primeros discos como algo irremplazable, sus últimas publicaciones no flojean lo más mínimo. Ni mucho menos el directo.

Acabamos exhaustos, sí. Emocionados. Magullados de los pogos. Exaltados por un festival pequeño que nos dió bastante más que un cartel de 80 artistas.

Rivas Rock Segismundo Toxicómano

Habría que reivindicar todos esos festivales de formato más pequeño. Aquellos que saben a pueblo, a ilusiones y hermandad. Estamos enamorados por todo lo que nos dan: por la facilidad para moverte, comodidad del recinto, por los precios populares. Por los pogos asequibles y la organización perfecta. Por la posibilidad de ir a primera fila sin jugarte la vida en ello, o de ver un concierto desde la última y seguir sintiendo el calor de la pasión de los músicos.

Y, sobre todo, porque la entrada vale la posibilidad de ver a todos y cada uno de los grupos que llamaron tu atención. Sin combinaciones imposibles, sin canciones superpuestas en escenarios lejanos. Un horario sin viajes en el tiempo para disfrutar de todo. (Condenando así al olvido esa triste imagen de grupos llenos de ilusión pero vacíos de público a las 4 de la tarde, tan común en los grandes festivales.)

Volveremos al Rivas Rock, sin dudarlo. Cada año que sea posible. Porque no hacen falta 200.000 personas para que el mejor rock nacional reviente una tarde de mayo.

 

Texto: Inés Rodríguez

Imágenes: Daniel Cruz

(Queremos hacer un agradecimiento especial a Daniel Cruz por habernos cedido las fotografías del evento. Podéis ver todo su trabajo aquí.)

 

Crónica Rivas Rock

Rivas Rock Boikot

Rivas Rock Rosendo


3 respuestas a “Rivas Rock: crónica y triunfo del pequeño festival

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