Algunos amigos en común, los conciertos y «la noche» propiciaron la unión de Anxela y Violeta. Se tenían «fichadas mutuamente musicalmente» y así nació esta cañera simbiosis que no deja indiferente a nadie. Desde 2014, Bala ha publicado dos álbumes y han recorrido todo el globo con su música. Hoy, aprovechando su visita a Madrid para tocar en el Festival Cultura Inquieta, Anxela nos regala unos minutos para charlar sobre el futuro de la banda, la mujer en la música y la censura.
Decís que Bala nació con la intención de hacer mucho ruido. ¿Cuántos decibelios hacen falta para abrirse paso en el panorama musical hoy en día?
Efectivamente lo único que pretendíamos era desahogarnos y pasarlo bien haciendo mucho ruido. Por suerte parece que nuestra propuesta empezó a gustar, pero ni yo misma sé bien cómo explicarlo. Fuimos las primeras sorprendidas con todas las cosas increíbles que empezaron a ocurrirnos tras editar el primer disco.
La semana pasada actuásteis en O son do Camiño. ¿Qué se siente al volver a actuar en casa después de pisar escenarios en medio mundo?
Pues tocar en casa siempre es un subidón, la verdad. Levantar la vista y ver tantas caras conocidas es algo que mola mucho. A pesar de que la hora no era la mejor, se juntó una buena cantidad de gente.
En el contexto de este festival, celebrasteis la amplia presencia de artistas femeninas en cartel. ¿Algún día no será necesario hacerlo?
“Celebramos” que la presencia femenina estuviese por encima de la media, pero consideramos que aún se puede hacer mucho más. Desde luego están cambiando cosas, pero queda mucho por hacer. Ojalá pronto la presencia de mujeres en los carteles de los festivales sea habitual y no anecdótica, porque formaciones hay de sobra y con calidad más que suficiente como para formar parte de los más grandes festivales. Pensar que esto es cosa de hombres es algo del pasado.
Cada vez son más los grupos de mujeres que a través de la música están rompiendo esquemas y ganando terreno en estilos hasta ahora de mayoría masculina. ¿Cómo os ha afectado esta lucha y cómo la vivís?
Nos ha afectado en el sentido de que, como dices, la gente piensa que no hay muchas mujeres haciendo “caña”. Sí que las hay, pero no tienen la misma visibilidad que las formaciones masculinas, y a la gente aún se le hace raro. Las típicas frases tipo “para ser tías lo hacéis muy bien” o “qué guay, tocáis como tíos”, aún nos las tenemos que comer a día de hoy… aunque parezca mentira. También nos han dicho cosas como “al ser dos chicas pensaba que haríais pop”, y cosas así. Hay muchos prejuicios que derribar todavía.

En Cultura Inquieta compartís escenario con dos grandes voces de la actualidad musical en España y abanderadas del movimiento feminista: Carmen Boza y Rosalía. En la música, como en todo, la unión hace la fuerza, ¿no? Independientemente del género.
Cuando nos dijeron que compartiríamos cartel con ellas, no te imaginas qué alegría me llevé. Menudas dos jefas de la vida. Rosalía lleva sonando en mi casa muchos meses. Su disco “Los Ángeles” me parece oro puro, lo mejor del año pasado. Aunque parezcamos macarras, ¡lo cierto es que escuchamos de todo!
Vuestro nombre forma parte del cartel de varios festivales más este verano, ¿cómo lo afrontáis?
Con muchas ganas, alegría e ilusión. Sin ilusión nada de esto tendría sentido, de hecho. Queríamos que este verano fuese un poco “relajado”, porque el disco ya tiene más de un año y queríamos tomarlo con un poco de calma, pero hay cosas a las que no somos capaces de decir que no, porque nos flipa todo esto.
Tenemos entendido que volveréis al estudio después de este intenso verano. Después de haber actuado en escenarios de varios países será un descanso volver a casa y empezar a crear temas nuevos.
Efectivamente. A pesar de que vivimos esto con muchas ganas y mucha intensidad, el descanso también es súper necesario, y a veces nos lo pide el cuerpo y la cabeza. Después del verano echaremos un poco el freno y nos tomaremos el tiempo que haga falta para trabajar en nuevos temas ensayar. Sin fechas, sin presiones.
Las giras, la carretera y los escenarios os aportan vivencias y experiencias nuevas. Japón, Australia, Estados Unidos, Latinoamérica… ¿hasta qué punto influye en vuestro proceso creativo?
Pues los temas nuevos que estamos empezando a hacer serán los primeros desde esos viajes que comentas, así que veremos cómo evolucionan, pero desde luego yo creo que cualquier experiencia tan importante nos marca aunque no nos demos cuenta. Nosotras escribimos muchas veces sobre cosas que nos pasan, así que sin duda esas giras estarán presentes de alguna manera.
¿Qué podemos esperar de vuestro nuevo trabajo? Imagino que muchos experimentos…
Ni nosotras mismas sabemos lo que va a salir… Lo que hemos empezado a hacer va más por la línea de ‘Lume’ que de ‘Human Flesh’, que realmente son dos discos muy distintos entre sí. Tenemos ya ideas para 3 ó 4 temas. Uno más pesado tipo Melvins, otro más punk,… Pero aún les daremos unas vueltas así que a ver cómo evoluciona la cosa.

¿Veremos más raíces, más gallego?
No sabría decírtelo. A ver qué nos pide el cuerpo a la hora de hacer las letras, pero yo creo que caerán temas en gallego, sí. Lo que sí creo también es que el inglés lo estamos desterrando poco a poco, hasta que quizás desaparezca por completo finalmente. Veremos.
Vivimos en un mundo de etiquetas. Os movéis en varios géneros y siempre tienden a compararos con grupos como Nirvana o Melvins. ¿Os halaga u os limita?
Nos halaga en el sentido de que son grupos que sin duda admiramos, pero no nos gustan las etiquetas. Me parece una forma muy cerrada de encasillar a un grupo. Te aseguro que ni yo misma sé decir en dos palabras lo que hacemos… Creo que efectivamente tenemos un poco de muchas cosas.
Últimamente se ha abierto un debate sobre si se está estrechando la línea entre el underground y el mainstream. Vosotras os movéis en estilos nacidos y ligados al underground. ¿Tiene cabida este movimiento en un mundo donde todos pueden acceder a tu música?
Es un debate que he tenido varias veces últimamente, de hecho. Habría que empezar por definir lo que es a día de hoy el underground y ya solo eso daría para escribir varias páginas… Yo creo que es muy positivo que gracias a las plataformas digitales tu música pueda llegar a cualquier parte del mundo, pero sí es cierto que a veces da la impresión de que se pierde de alguna manera la esencia. Nosotras siempre hemos intentado combinar una cosa con la otra… Por ejemplo, no veo incompatible tocar en grandes festivales y a la vez seguir tocando en gaztetxes o centros autogestionados… Pero sí que ocurre que cuando un grupo empieza a funcionar bien, se pasan muchas delgadas líneas casi sin quererlo y sin apenas darse cuenta.
Los temas de Lume parecen una vía de escape de lo que lleváis dentro. ¿Es una forma de enseñar al mundo vuestro yo interior?
Absolutamente. A pesar de que las letras no son muy gráficas ni muy explícitas porque es así como nos sale escribir, ‘Lume’ es un disco en el que abrimos el pecho. En mi caso, estaba viviendo una etapa rara y complicada y descargué toda mi energía en este disco. Siempre digo que nos representa mucho más que ‘Human Flesh’… Es completamente puro y sincero lo que soltamos ahí: en ‘Lume’ somos nosotras de verdad, al 100%, gritándole al mundo, desahogando, dejándonos la piel y la voz.
Vivimos tiempos en que ya no sabes si la música sirve para denunciar o te van a denunciar por hacer música. ¿Cómo habéis vivido los casos de censura que han vivido distintos artistas en los últimos meses?
Hemos hecho alusión a eso en algunos de nuestros conciertos. También a la histórica movilización que vivimos el 8M y a muchas otras cosas que a todos y todas nos han marcado en los últimos meses. Es realmente una pena el tema de la censura. Mientras parece que en algunos temas importantes las cosas están avanzando, ahí estamos retrocediendo. Es muy triste lo que está pasando, pero creemos que hay que seguir cantando y gritando contra lo que nos dé la real gana, si no, quienes quieren que nos callemos habrán ganado la batalla.