Rosetta Tharpe, la abuela del rock and roll

Imagina que Elvis Presley, Little Richard, Johnny Cash o Jerry Lee Lewis no hubieran existido. O que jamás hubieras podido escucharlos. Este es el impasible castigo al que ha sido condenada por la historia Sister Rosetta, una de las precursoras del rock, revolucionaria del sonido e incuestionable referente para todos estos músicos.

Y es que hay nombres que es obligación recuperar del olvido. Porque Rosetta Tharpe, o Sister Rosetta, no fue sólo una trepidante intérprete y fiera cantante. Fue la madre y abuela del rock’n roll, una aguerrida innovadora en su género, que mimó el gospel con ahínco, pero también lo estiró, pervirtió y sublevó hasta darle un irreverente hijo conocido como rock.

QUIÉN FUE ROSETTA THARPE

Rosetta tiene gran parte de culpa de que la música del siglo XX haya sido como es. Nacida en 1915, comenzó su aventura con el arte como una jovencísima promesa del gospel: con tan sólo 6 años ya tocaba la guitarra y cantaba ante pequeñas audencias en su iglesia. Todo comenzó por imitación a su madre, que cantaba y tocaba la mandolina en Church of God in Christ, una congregación pentecostalista. Juntas alababan a Dios con su armonía y se darían a conocer por todo el estado de Arkansas. Pero Rosetta pronto encontró otro camino. Cómo cambiaría la historia.

Y es que cuando la joven aún no contaba 20 años se mudaron a Chicago, donde el diablo y su rock and roll la esperaban tras cada esquina. Eran los años de la eclosión del jazz, de las aventuras del blues, y Rosetta pronto añadió a su repertorio todas aquellas influencias a las que estaba sometida. El gospel y el blues, por un extraño momento, hicieron un pacto en el talento de Rosetta. La música del cielo y de la tierra, la que elevaba las almas y la que era condenada como un vástago descarrilado. Rosetta clamaba al cielo, pero con una guitarra eléctrica entre las manos.

Se convirtió en un alma libre. Escribía su camino. Se casó con 19 años pero pronto se separó. Conoció la fama en Estados Unidos, sonó en la radio. Grabó varios discos. Descubrió las grandes orquestas con las que solían cantar las voces femeninas de la época, pero renegó de ellas y volvió a lo que le había prometido el gospel: sólo voz y guitarra, grito, fuerza sin contemplaciones ni florituras.

Su vida nos narra una historia de triste estrellato y olvido. Porque aunque en los cuarenta y cincuenta fuese una estrella, llenara recintos, e influyese en un jovencísimo Little Richard -entre otros-, para la década de los 60 su país la había dejado prácticamente relegada al olvido, centrándose en otros nombres más jóvenes, rompedores y populares.

Rosetta Tharpe fue rock. Blues. Soul. Gospel. Rosetta fue pura garra. Ponía un fuego a su voz que la haría arder más allá de la música de su iglesia. Sus canciones tenían la estructura clásica del blues, la esencia del soul y un extraño modo de percutir la guitarra que recordaba al jazz.

Y aunque ingresó en el prestigioso Salón de la Fama del Rock&Roll el pasado 2017, no parece haber sido suficiente para que su nombre sea tan estudiado o conocido como el de aquellos músicos en los que ella influiría para siempre. Por eso hoy recuperemos su nombre, su música y su estela.

Recordemos una cosa: si Sister Rosetta nunca tocó rock and roll, fue porque hasta entonces no existía. O no le habían puesto nombre.

Discografía Rosetta Tharpe: Rock Me, That’s All, The Lonesome Road (1938), Shout, Sister, Shout! (1942), Strange Things Happening Every Day (1945), Nobody’s Fault But Mine (1949),Gospel Train (1956), Sister On Tour (1961)

CANCIONES ROSETTA THARPE

Pero no podíamos terminar este artículo sin su versión práctica. Porque de nada nos sirve hablar de música si después no la escuchamos, si no conseguimos que, quizá, alguien sienta curiosidad y añada a Rosetta a alguna de sus listas de reproducción.

Aquí podemos verla bien entrada la década de los 60:

That’s All

Up Above my Head

This Train

 

Texto: Inés Rodríguez