Cuando uno coje un libro de Nadya Tolokónnikova sabe, sin necesidad de abrirlo, que no va a hablar sobre música. A pesar de que lleve en portada, y bien grande, el nombre de un grupo de punk. A pesar de que la escritora sea archiconocida por cantar -sin permiso- en una iglesia ortodoxa un tema antirreligión y antiPutin.
Porque Nadya Tolokónnikova es mucho más que una cantante. Y eso queda evidenciado en cada página del libro. Es activista, icono feminista a nivel global, pensadora incendiaria, y ahora también escritora.
Nos hemos leído su libro para contaros qué podéis esperar dentro.
DE LA ALEGRÍA SUBVERSIVA A LA ACCIÓN DIRECTA
Pussy Riot, de la alegría subversiva a la acción directa, es un libro sobre activismo y sobre cómo enfocarlo en el mundo actual. Es una elaborada reflexión sobre la acción callejera. Pero también un conjunto de desenfadados relatos de trifulcas callejeras, chiquilladas e incursiones musicales. Entre el ensayo y la autobiografía, tiene un objetivo común: contar cómo el pueblo puede convertirse en un agente político legítimo. Cómo su voz puede ser escuchada.
El libro, de todos modos, nunca trata de enfadarnos. Quiere ser inspirador. A modo de un «móntatelo tu mismo» pero con la acción directa, es más bien un manual para tontos de cómo convertir tu rabia en algo más que espumarajos en el bar. Todo ello salpicado de divertidas anécdotas o complicados altibajos, incluidos su fuga por Rusia y su estancia en las duras penitenciarías del norte. En cada capítulo, Nadya comparte su emocionante visión de la vida y de las injusticias. Convierte la realidad en un todo por hacer donde cualquiera puede convertirse en héroe.
El libro de Pussy Riot nos cuenta la historia del grupo, pero sobre todo, la de Nadya. Quizás el libro quede un poco flojo si lo que buscábamos era un concienzudo análisis político de la situación rusa o global actual. Pero sirve de manual de introducción perfecto para aquel que nunca se haya planteado molestar un poco al orden establecido. Frases inspiradoras, experiencias, reflexiones, escritores y teóricos destacados de todos los ámbitos…salpican constantemente el devenir de un libro que aglutina todas las experiencias que cuesta imaginar haya vivido alguien de sólo 29 años.
Siempre he sido una defensora acérrima de la alegría subversiva. Dejad que suenen las malditas batucadas. Porque la primera de las acciones políticas es negarnos a la ansiedad, el estrés y las necesidades creadas que impone diariamente el sistema. Defender nuestra propia alegría a través de cualquier medio es el primer cóctel molotov que habría que lanzar contra nadie. Y Nadya Tolokónnikova enarbola un movimiento de un activismo sonriente que molesta a los más grandes.
Como escribió antes de su encarcelamiento: «La sonrisa es mi arma definitiva». Y luego todo lo demás.
Melolagnia 